Día 1: El sensei me ha pedido que vaya de compras, una tarea que encuentro sumamente aburrida. Yo no sé cómo las mujeres se pueden tirar horas y horas en una tienda. Para mi es sencillamente incomprensible. Mi profundo divagar sumado a la irritación que me produce la tarea me lleva a la tienda de armas sin apenas ser consciente de que había llegado allí. Entré en la tienda, haciendo caso omiso de la bienvenida del afable dependiente. Yo no era educado, no había sido educado. Me fui directamente a la lista de armas, calculé cuanto me podía gastar: a decir verdad sólo 100 ryus. Me encaré con el dependiente y…
15 kunai --> 30 ryus
5 shuriken --> 20 ryus
1 sello explosivo --> 50 ryus
Total: 100 ryus
… Había hecho las compras tal y como el sensei me había mandado. Era hora de volver y empezar a practicar con esas armas. Quizás algún día me servirían para intimidar a fofos con ansias de timar a la gente como ese dependiente.